sábado, 9 de octubre de 2010

De Vuelta a Los Negocios


La radio reproduce un bello tema de Radiohead, y el sol comienza su caída al mar, mientras mis dedos recorren veloces el teclado, desahogando mi cabeza y mi corazón para hacer que estas palabras lleguen al falso papel de este blog...
Escribo mientras mi cabeza piensa un dibujo, uno de esos muchos que quizás nadie vea nunca (o sólo alguna que otra "afortunada" a la que invite a mi triste dormitorio de pensión). Escribo mientras estoy solo otra vez, con esta vocecita en mi cabeza que me recuerda las cosas que vienen, las cosas que pasaron y las que no debieron ser, y sin embargo se convirtieron en parte de mi vida...
Este falso lápiz se mueve entre mi cabeza y las teclas, mientras en el desierto las almas salen de debajo de la tierra; bella metáfora terrible la de los mineros, que saldrán de la ultratumba para recordar a Chile a esos otros enterrados secretos que murieron con los ojos llenos de miedo, en falsos enfrentamientos, en falsos intentos de fuga, en oscuros bodegones bañados de sangre y preñados del odio milico; metáfora, digo, de esos muertos a cientos de metros bajo la tumba que tranquila nos baña, cuerpos que cayeron del cielo, dantesca llovizna desde el vientre de los helicópteros, vómito mudo de este país-chiste, que festeja su independencia cuando más llenos estamos de dueños particulares de nuestros bolsillos, de nuestras tierras, del mar de nuestra educación...
Treinta y tres es el número, la palabra, la acción, el concepto; permítanme no estar alegre hoy (quizás tampoco mañana), repito: estos muertos vivos, estos resucitados emergen de las fauces de su enemigo para abofetear a todo un país que olvida a los otros perdidos, esos que ya nunca volverán...
Escribo mientras el sol ya es sólo un recuerdo borroso en mi ventana, para llenar el espacio en blanco que tiene esta tarde mi corazón.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Presidenciales a la vuelta de la esquina...

Cada día se encuentra más cerca la jornada electoral para determinar quién será el próximo presidente de Chile, y algunos de los diputados y senadores que ocuparán las tribunas del parlamento durante un par de años. Y como cada año electoral, nos vemos bombardeados por las más inverosímiles promesas, rodeados de miles de photoshopeados carteles en que hasta el más "dejado de la mano de Dios", parece modelo de Calvin Klein o minita farandulera, por soporíferas franjas televisivas y horrenda publicidad radial. Al final de la campaña, sólo queremos votar, no para elegir, sino para evitar seguir siendo asediados por la maraña candidata y la verborrea mentirosa de todos. Así las cosas, diciembre nos llega cargado de navidad, pascueros sudados y un montón de candidatos de madera y plástico, personaje oscuros que sólo veremos en esta fecha y como fantasmas, aparecerán entre nosotros sólo en extrañas circuntancias (desfiles, inauguraciones, cócteles, aniversarios comunales), verdaderos ovnis políticos que se allegan a nosotros con pordiosera mano rogando un voto, nuestra valiosa voluntad trasuntada en un papelito mugriento.

viernes, 30 de octubre de 2009

Pollo en Corral Ajeno ( o carreteando en Castro)


La sensación de no saber, esa suerte de misterio y de anonimato que entrega estar en otra ciudad puede ser de una riqueza invaluable...o una soberana lata. En el caso particular, ambas.
Habiendo terminado mis obligaciones en la capital de la república chilota, me dirigía a tomar el clásico minibus de vuelta hacia Quellón, cuando entre la lluvia y los vidrios de una shopería castreña noto, trás un vidrio empañado, como Luca Prodán, una silueta familiar. No una mujer, insisto, como en el tema de Sumo, sino que a un viejo conocido (me quedan pocos jóvenes conocidos). Puede ser debido a mi voluminoso cuerpo, o a mi innegable presencia humana, la cuestión es que aquel individuo igual se percató de mi aparición entre el aguacero que barría la calma de la plaza castreña y sus alrededores. Con amable gesto levantó una mano, invitándome a unírsele a la, a esas horas, jolgoriosa libación. Saludos y recuerdos varios de por medio, me vi sentado frente a un generoso pitcher Kunstman, que presagiaba una estadía más larga de la presupuestada.
Es aquí donde la cosa agradable, con el pasar de las horas, se va tornando algo ingrata. Mi conocido amigo se tornaba cada vez más un extraño, y a medida que el alcohol se apoderaba de su espíritu, la situación era más que incómoda. Entre las aburridas anécdotas universitarias deslizó una presentación que aquella noche realizaban en Castro los Inti (no sabía bien cual de las dos agrupaciones), por lo que tenía una excusa para fintar sus insistentes invitaciones a seguir la conversa en su casa...
Una vez más la vida, Dios, el destino o como quieran llamarlo, hizo que la fortuna se pusiera de mi parte. Un llamado a su móvil y el cambio de gesto inmediato me dio una pista; era la señora o la polola. Resultó lo primero, y entre balbuceos me explica un olvido imperdonable: debía viajar a casa de sus suegros,en Achao, para una "maravillosa" jornada familiar. Me pide disculpas, pero para reparar su error, dice, me puede dejar las llaves de su casa para que me quede en Castro, pues ya la noche entraba rauda a la ciudad y mi último transporte hacia rato que enfilaba hacia el puerto final de la isla. Dicho y hecho, pagó su parte de la cuenta y se largó, refunfuñando por su idiotez o por estar casado, no me percaté. Tenía techo y panorama, algo de dinero, así que la ecuación estaba completa.
Tranquilamente despaché el último vaso de cerveza, pagué y camine siguiendo las indicaciones de mi amigo. La casa quedaba cerca del centro, y al llegar encendí el fuego, me duché y partí hacia el gimnasio local para ver el show de Inti Illimani. Bien como siempre, impecables, demasiado para mi gusto, la perfección puede ser asfixiante.
Terminada la presentación, comenzaba mi periplo por diferentes antros de la capital provincial, a fin de encontrar alguno en el que me sintiera a gusto. Castro no es KellorK y mucho menos Ancud, lo que les puede dar una idea de los sitios que allí existen; mucha apariencia y poca sustancia, decorado versus contenido, en fin, comparémoslo con una modelo televisiva. Castro es la chica linda, que se ve bien, se mueve como los dioses, huele exquisito, pero a la hora de la verdad, decepciona, fracasa. Los chulos, las putas, las no tan putas, los lindos,las lindas, los gays, las apestadas, los borrachos, los pendejos y los no tanto, se daban cita y desaparecían alternadamente de los diferentes tugurios, para encontrarse todos de nuevo, y volver a desaparecer. Con una buena dosis de cervezas en el cuerpo enfilé hacia la disco céntrica de moda, para descubrir, como un balde de agua fría, que era IGUAL a cualquiera...sí, lo sé, tengo la suficiente edad para saber que las cosas ya no sorprenden y la diversidad tan en boga es sólo una palabra, pero, por el amor de Dios, algo de distinto podía haber allí...nada...reggaetón, La Noche, Américo...puajjjj!!!...Las fáciles, las difíciles, los que vamos por las fáciles, los que tienen agendadas a las difíciles, los que miran y los que son mirados...estaban todos allí, y éramos los mismos de toda la noche; conocí a casi todo Castro entre la 10 pm y las 5 am...es cierto que el mundo es chico, pero Castro pudo haber sido más grande, en suma, descubrí que el misterio no existe, y estar en un lugar nuevo no es más que estar en el mismo lugar en un tiempo diferente...

lunes, 26 de octubre de 2009

PARO NACIONAL OCTUBRE 2009

Con algún pesar debo comunicarles formalmente mi decisión de adherir, al menos por los días 26 y 27 de Octubre, a la movilización convocada por el Colegio de Profesores de Chile A.G. Las actuales circunstancias han motivado la paralización de maestros y maestras a nivel nacional, regional, provincial y local.
Considero las demandas del Colegio de Profesores y de los Maestros de Chile justas y dignas; no sólo en lo referente a los dineros adeudados por Deuda Histórica (dentro de la cual no me incluyo) y el Bono SAE, sino que como una manera de llamar la atención sobre la actual situación que vive nuestro gremio, enfrentado a profundos cambios sociales y pedagógicos sin contar con el real apoyo de las autoridades pertinentes, municipios, corporaciones y ministerio.
Quienes, como ustedes, me conocen, saben de mi compromiso con sus hijas e hijos, que he estado y estaré con ellos ahora y en el futuro de su caminar por nuestra escuela y por el liceo, cuando ellos y otros pidan mi ayuda. Sin embargo, esta vez mi consciencia hace que no pueda desligarme del primer compromiso que tengo, el cual está conmigo mismo, con lo que creo justo y con aquello por lo que lucho diariamente en las aulas; valores como la Unidad, la Solidaridad, la Igualdad no son meras palabras en el diccionario, son virtudes que construyen al ser humano.
Cuando oímos al ministro de Hacienda, Andrés Velasco, en TVN el viernes 23 y en Tolerancia Cero de CHV ayer domingo, no podemos menos que decir que falta a la verdad, o la manipula, al menos, a su favor. Es innegable los avances salariales y legales para los profesores en los últimos 20 años, pero los sueldos hasta los primeros años de la década del 90 eran extremadamente bajos para un profesional universitario, y hoy en día ni siquiera se comparan a los sueldos de profesionales que estudian el mismo tiempo que nosotros en la Universidad. En TVN se informaba el mismo 23 en el noticiero central que un docente gana más de un millón de pesos hoy en día…¡¡¡ESO ES FALSO!!! Y lo destaco por que si usted escuchó esto, seguramente está pensando “qué más quieren los profesores”.
Esperando aclarar mis posturas, y lamentando sinceramente las molestias ocasionadas a todas y todos por la movilización nacional, me despido y sigan ustedes sabiendo que siempre contarán con mi voluntad, apoyo y cariño hacia sus hijos e hijas.




Atentamente


Wladimir Mayorga Oyarzo
Profesor Jefe Octavo Año Básico
Escuela Alla Kintuy.

jueves, 23 de julio de 2009

Fast and Furious...¿KellorK?


Así como usted lo lee, nuestros aventajados jóvenes kellorkinos han descubierto una nueva forma de entretención que se viene a sumar a su ya amplio panorama de ocupación del tiempo libre. No tiene más que asomarse por la hermosa y concurrida plaza de la ciudad puerto, pasada las once de la noche, para maravillarse con enchulados bólidos que rugen y corren a toda velocidad por los doscientos o trescientos metros de Avenida La Paz, para deleite de vecinos y borrachos varios que pululan por el centro de la comuna del sur de la isla.
Alcanzando velocidades inimaginables para sus máquinas tuneadas, estos émulos de Vin Diesel (protagonista de la saga Rápido y Furioso) avanzan raudos por las maltrechas calles de KellorK realizando peligrosas maniobras, capaces de quitarles la vida a ellos o a quien se les cruce por delante.
Esto último no lo decimos por mero azar o conclusión rápida, sino por hechos constatables, físicos y/o psicológicos documentados por el staff que produce este blog. Los bólidos son "enchulados", por tanto, hablamos de modelos del 2000 o anteriores, que por fabricación NO están diseñados para correr. Además, está claro que estos jóvenes ( y algunos no tanto) están, por decirlo de alguna manera, más lubricados que sus propios autos.O andan con el radiador pasado.
Otro hecho psicológico destacable es la presencia femenina. Un sinnúmero de menores de edad rodean los vehículos y a sus dueños, con la esperanza de dar un tour por el gran centro cívico a alta velocidad. Si todo sale bien muchas de ellas pasarán un par de días asustadas a fin de mes, y otras, las más, tendrán lindos bebés de un solo apellido nueve meses más tarde.
Así que, bien por la juventud de Kellork, que enseña al resto de los chilotes cómo se hace para arruinarse o perder la vida...¿dónde está la policía?...dónde están las autoridades?

lunes, 6 de julio de 2009

Otra vez me traiciona el inconsciente


Sin saber cómo, me encontré en la desagradable situación de ser un indocumentado. No es que haya viajado fuera del país para buscar mejores horizontes, o huyendo de una condena carcelaria injusta, sino que simplemente, por la habituales razones que llenan este blog, ahora, perdí mis documentos; mi billetera completa pasó a engrosar las filas de cosas que he perdido. Y aunque parezca menos trágico, o un simple desliz, déjenme decirles que es todo, menos gracioso.
Primero, debes soportar las burlas de todos los conocidos que tuvieron la desgracia de ver el estado calamitoso en que transitabas por entre las mesas del pub, a altas horas de la madrugada, lo que ya es terrible, sumando a esto que además una damisela que atrae tu atención notó por enésima vez el energúmeno en el que te conviertes con más de tres rones (si es que no fue blanco de tus desilusionadas-y despechadas- intenciones)
Segundo, la cantidad de trámites que debes realizar para cerrar, cancelar, renovar y bloquear todo tipo de papeles que suelen existir en una billetera, y que legalmente, y lamentablemente, constituyen, lo aceptes o no, tu identidad.
Tercero, lo engorroso de rearmar sucesos que se encuentran fragmentados en esos lugares del cerebro que sólo se activan con estímulos directos (es decir con cirugía invasiva y sólo viable si de algo te vas a morir), a fin de acercarte a los injuriados para pedir las disculpas necesarias en cada caso-de ser pertinente- o bien para tomarte todo con calma y pasarlo como un mal recuerdo del cual no vale la pena hacer más memoria.
Finalizando, chicos, háganme caso, no tomen más...tomen la misma cantidad.

jueves, 18 de junio de 2009

Dos Historias para Una Noche-Parte Uno

I

Estiró la mano y a tientas, como cada mañana, detuvo el despertador del celular. Las seis treinta, y la cabeza aún no se despejaba del todo del sueño que le envolvía, mientras lentamente se coloca los anteojos y mira desganado las tablas de la litera. Con cierta ceremonia toma un cigarrillo de la cajetilla y lo enciende, aspirando suavemente el dañino humo matinal. Observa como hipnotizado las líneas celestes que se dibujan en la penumbra de la pieza a esa hora, cuando la luz del día apenas recorta la silueta de los cerros, allá lejos tras las ventanas.
Todavía fumando se sienta en el borde de la cama y enciende el pequeño televisor apostado en un destartalado velador de madera. La guapa conductora de noticias apenas alcanza para llenar la ausencia femenina de su dormitorio barato de pensión sureña, cuando advierte con una mezcla de desagrado y alegría que su pucho casi le quema los dedos.
Como rebobinando una antigua cassette, intenta repasar los hechos ocultos en su cabeza. ¿Qué habré dicho o hecho anoche?, se martillea las neuronas tratando de recordar sus acciones, pero apenas trata de hacer volver el tiempo algunas horas atrás una espesa nube cargada de ron y marihuana, de risas y música toma por asalto su memoria y le impiden ver con claridad los acontecimientos recién pasados. Un bar, se dice, un pub de esos rancios que hay en Quellón-¿corsario?, ¿taberna?- lo que tiene claro es que esta vez, al menos, no terminó haciendo show en ninguna casa de putas del puerto, eso lo sabe, eso sí, se repite, confiado en los escasos recuerdos que le permite su atrofiada cabeza aún bamboleándose entre la embriaguez nocturna y la segunda borrachera después del primer cigarrillo mañanero. Y justo cuando quiere empezar a vestirse para la pega, justo cuando busca sin mucha suerte calcetines limpios y calzoncillos en buen estado recuerda, con rabia, y con risa después, que es sábado por la mañana, no viernes, chucha, mejor por un lado, que si no, fijo que otra vez lo agarraban para la palanca en la pega, que párala un poco, que prende con agua, y vámonos jajajeándonos con el caracho; una vez más a media estaca en el trabajo, hablando pa’l lado, respirando a la inversa, para que jefe no cahe.
En pelotas y tirado sobre la cama deshecha deja pasar el tiempo y enciende un segundo cigarrillo-después, como siempre, pierde la cuenta, un poco para sentirse menos culpable, un poco para mentirse a sí mismo- mirando la tele sin verla de verdad, sin siquiera escuchar las noticias, para qué si son las mismas de anoche, mientras el sol intruso de noviembre se cuela lentamente por las destartaladas ventanas, anunciando que la caña de hoy será más feroz, que morderá las sienes más fuerte. Tumbado boca arriba, se esfuerza en soportar la resaca y, soñadoramente recuerda a Fito -”tener que vérmelas con la resaca”- y sonriendo sigue tarareando para sí desafinado la melodía del tema. Tiene claro que es una burla de él mismo esa mañana de sábado, ojos rojos, hediondo a tabaco y trago, aliento pestilente y otro cigarrillo en la boca. Se deja seducir por las líneas de humo y por momentos cabecea, bosteza, y vuelve a despertar.
Repasa como en el catecismo los sucesos de anoche; llamé a J y después a K, sin éxito, solo no salgo nica, pensó, se puso la chaqueta y de reojo, con cierta despreocupada vanidad, se miró en el espejo tocándose la barba, pasándose rápido una mano por el pelo, bien, bien no estoy, pero es lo que hay, y después de revisar su billetera contando tres billetes, se dispuso a salir. Sí, de todos modos, y como casi todo en su vida, sin pensarlo, salió solo.

II

Ella se miró al espejo, ritual corriente para no olvidar su belleza. Con justificada vanidad y posando, con cierto aire televisivo, se veía al espejo y se sabía rica. Aunque no siempre fue así, pues le había costado lágrimas de sangre la pinta actual; dietas, privaciones, rabias, colon irritable, todo con el fin último de agarrar un buen partido, un hombre que la sacara de este pueblucho de mala muerte en el que por aciagos juegos del destino había nacido. Con el cuidado de siempre, y con la sabiduría de un alquimista medieval, mezclaba los cosméticos para dar con el tono justo para verse absolutamente asombrosa. Cada línea del lápiz labial, cada brochazo de la máscara de pestañas debía caer en el lugar preciso para resaltar los delicados y bellos rasgos de su rostro.
La ropa “de boutique” en la pieza rosa colgada con cuidado en el closet la invitaba a pensar. Su amigo- si su cálculo no estaba errado y su billetera era acorde a la previa tasación que ella, como de costumbre hacía al conocer a un hombre- la llevaría al usual recorrido; una invitación a comer al mejor restaurante del lugar, unos tragos de nombre ingenioso en un pub de moda, la sagrada pasada por la disco alejada de la ciudad-la idea era que su hombre pagara una buena suma por su compañía-, para terminar en algún lugar romántico con un buen sexo automotriz o una pasada por algún motel parejero. Tenía que elegir las prendas con cuidado quirúrgico, todo top, pero cómodo. Sabía que cada una de las pilchas debía ser lo más única posible, polera, sweater, jeans, las botas, los accesorios, todo a imagen y semejanza de los catálogos de Avon, Ripley y Falabella que estudiaba sagradamente lo domingos en su cama mirando tele o chateando.
Miraba su celular parejero-el otro era para las cosas cotidianas- esperando impaciente el llamado respectivo. Al sonar, con el clásico ring tone de moda, dejaría que el galán se desespere un rato al otro lado de la línea, su idea era hacer las cosas difíciles. Era parte esencial del ritual de cortejo que acostumbraba instalar entre ella y sus pretendientes, “mis fans”, como solía llamarlos, en una actitud un tanto farandulera, propia de su cabecita atrofiada por tanto programa de televisión.
Luego de unos pocos segundos, se dignó a responder al Romeo de turno con su mejor tono sensual, “¡hola, que temprano llamaste!”.
- Todavía no estoy lista- dijo mentirosa -vas a tener que esperar un rato-.
Aunque hacía horas que estaba lista, vestida, peinada y maquillada, no podía demostrar que se moría de ganas de largarse ya de su casa, para no seguir confundiéndose con la monótona noche hogareña; sus padres en el living mirando tele, el pajero hermano chico descargando porno en el Internet y sus hermanos mayores llegando del partido de baby. La típica postal de la clase media quellonina, con el telón de fondo de la casa de subsidio, coronada por una combustión lenta recién comprada en treinta y seis cuotas en Sodimac.
Minutos después se oyen fuera de la casa los bocinazos de una cuatro por cuatro, y desde el segundo piso se desliza un claro y fuerte “mamá, dile a P… que ya bajo”. Taconeo feroz en la escala, un adiós veloz entre la puesta de abrigo y la llegada al picaporte y el portazo que cierra la escena