
Miro este afiche y pienso en el tremendo esfuerzo que significó parar este pequeño evento...Pequeño en infraestructura pero gigante en calidad de las bandas.
Bandas que por lo demás aportaron con equipos, instrumentos para quienes no los tenían y con mano de obras a a la hora de cargar, descargar, instalar, realizar conexiones eléctricas, etc. En resumidas cuentas una minga de rock para mostrar a una ciudad entera que los músicos ancuditanos están vivos y rockeando, pero ¿quién los apoya?
La lista de organismos y departamentos que debieran al menos interesarse en estos chicos es extensa, y existen en Ancud.Sin embargo, la crítica que florece al hablar con los rockeros es clara: no hay apoyo. No piden dinero, ni siquiera equipos de gran calidad...quieren un espacio para desarrollar sus tocatas.
Cuando estos jóvenes ancuditanos, años atrás, colaboraron con entidades culturales de gobierno en el programa Esquinas Culturales la ciudad entera y sus autoridades reconocieron la calidad y la importancia de brindarles espacios de desarrollo para sus actividades, en esos momentos consideradas de alto valor cultural. Pero todo quedó en el discurso, los mismos de siempre hoy profitan del éxito de ese programa y quienes les dieron vida hoy deambulan sin ayuda por oscuras oficinas mendigando un foco, una tarima, un mísero espacio en algún lado
todo con el único afán de crecer...